Ir por lo suyo…

José María Mena Rentería.

“Ir por lo suyo” es inalterable “norma” entre aspirantes a cargos de elección popular como los que mayoría son en los diversos partidos políticos para a la postre dar rienda suelta a su voracidad, o cuando menos, para “no vivir en el error” incapaces como son de proveerse a sí mismos. El erario público, según su “criterio”, está para eso.

Obviamente, el decoro no existe en tal ámbito, donde desfachatez adelantan los que han sido parte de pasadas administraciones estatales y municipales habiéndose “distinguido” en ellas por su malos manejos, contabilizados al milímetro, por una comunidad harta hasta la naúsea de las trapacerías de tales buscadores, una y otra vez, de puestos en el gobierno.

A nivel Comarca Lagunera de Coahuila, por citar un caso de los que pernean en el país, desde el 23 de mayo figuran como integrantes de planillas los que han ocupado puestos de elección popular en una, dos o más ocasiones “destacándose” por su proclividad al hurto y al descaro.

Tal es el origen de las “desbandadas” de sus cargos, de aspirantes “a no vivir en el error”, al final de cuatrienios y sexenios “administrativos” como los que de éste lado del río Nazas, encabezados por cínicos, todo lo han desolado.

Mientras indiferencia ciudadana persista, tal caos continuará, dada la existencia y “vigencia” de “políticos” secuestradores de administraciones oficiales convertidas en reductos que albergan a centenares de quienes frenéticamente envidian el actuar de las rémoras.

Así, aspiran a sindicaturas quienes han sido regidores. Están los que pretenden dicho cargo tras haber sido funcionarios municipales y desde luego, lo que se han “distinguido” por ser “emprendedores”, proclives a afectarlo todo sin importar el medio.

Tal es la clase “política vigente”. Cambio a favor puede propiciar la emisión del voto –razonado- el próximo primer domingo de julio en los municipios Torreón, Matamoros, Francisco I. Madero, Viesca y San Pedro de las Colonias.

No se trata de elegir a los mejores, si no a “los menos peores”, primer paso hacia una actitud de respeto para con la ciudadanía, burlada, hasta hoy día, por los cegados por el afán de poder y dinero